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Los resultados y el mensaje de la gente.


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Los resultados de las elecciones de ayer trascienden la dimensión de un mero resultado desfavorable para el peronismo provincial. Su auténtico significado trasciende lo episódico para instalarse en el orden de lo estructural, erigiéndose como la constatación de un diagnóstico desbastador: La fuerza del mensaje de los votantes no está solo en los números de la derrota, sino en lo que esos números significan. Cada voto en contra es una señal de un alejamiento profundo de la gente, que ya no es algo pasajero sino que se ha convertido en una pérdida real de confianza en la única fuerza política capaz de ofrecer una alternativa viable y sobre todo “soportable en términos sociales”. Mientras que en los comicios anteriores había logrado sostenerse cómodamente hoy nos muestra esta realidad:


La contundencia del mensaje no reside únicamente en los números, sino en lo que estos simbolizan: un distanciamiento crítico, una erosión progresiva de la credibilidad y un reclamo tácito de reconfiguración. Donde incluso dirigentes como el sindicalista Allende quedaron totalmente descolocados. Lo notable del caso nogoyaense es cómo expresa con particular claridad el desgaste de un sistema de representación que parece haber perdido sensibilidad para captar las necesidades específicas de esta comunidad. La derrota en Nogoyá tiene, además, un efecto democratizador forzoso sobre la dirigencia local.


Los nombres que históricamente representaron al peronismo en el departamento, aquellos que ocuparon cargos electivos y posiciones de influencia, quedan tras este resultado en una situación de paridad forzada con cualquier expresión política emergente. La pérdida de legitimidad es tan generalizada que ninguno puede arrogarse la representación natural del espacio, ni pretender liderar la reconstrucción desde una posición de superioridad previa. Esta circunstancia crea un escenario desafiante para el peronismo nogoyaense. Por primera vez en años, la competencia por el liderazgo local se desarrolla en un plano de igualdad condiciones, donde la capacidad para interpretar el mensaje de las urnas y proponer un nuevo camino vale más que los antecedentes o el control aparato.


La revitalización del espacio dependerá de entender que esta comunidad requiere soluciones específicas y un trato político que reconozca su identidad singular. La reconstrucción del peronismo en Nogoyá necesariamente deberá pasar por un proceso de reaprendizaje de la realidad local. Requerirá de una escucha atenta de los sectores productivos, las instituciones intermedias y las organizaciones sociales del departamento. Implicará, fundamentalmente, reconocer que las soluciones diseñadas para otros contextos provinciales no necesariamente se adaptan a las necesidades de una comunidad con la idiosincrasia y los desafíos propios de Nogoyá.


El camino hacia las elecciones de 2027 se presenta después de ayer, por lo tanto, como una oportunidad para que el peronismo nogoyaense redescubra su vocación de generar liderazgos auténticamente locales, propuestas adecuadas a las características del departamento y una presencia territorial renovada será lo que serán en definitiva lo que determinen si se puede recuperar la confianza de unos votantes que, en octubre de 2025, decidieron castigar con dureza la desconexión de una política que pareció olvidar las particularidades de su tierra y su gente.


Crédito: D. Piuma Profesor


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